Cada día sabemos de alguna razón nueva para animarse a practicar el sexo con más frecuencia. Hemos leído en estudios varios que eyacular a menudo protege a los hombres contra el cáncer de próstata y que tanto para ellos como para ellas el intercambio sexual mejora la autoestima, reduce el estrés, refuerza las defensas y el sistema inmunológico, y ejerce como analgésico. Pues bien, parece que también podría alargar la vida, según un nuevo estudio que arroja resultados bastante esperanzadores aunque por el momento pendientes de confirmar por más investigaciones. El trabajo, llevado a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de California ha sido publicado en la revista científica Psychoneuroendocrinology. La explicación está en los telómeros, unas estructuras que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que juegan un papel importante en el envejecimiento de las células, ya que funcionan como una especie de reloj que limita su tiempo de vida.
Cada vez que una célula se divide, sus telómeros se acortan. Pues resulta que se ha encontrado una posible relación entre la longitud de estos telómeros y la frecuencia de la actividad sexual. A medida que las células se van dividiendo, parte del ADN de los cromosomas se pierde, por lo que estos están dotados en sus extremos de estos telómeros, que son unas estructuras que se suicidan para evitar que se pierda material genético importante en el proceso.